Perdóname por ignorar tus lindas palabras y olvidar tus buenas intenciones.
Perdóname por no confiar en ti y entregarme a mi soledad.
Si dejé de creer fue porque lloré aquel día que me viste y aun lloro, sin embargo me escondo.
No por vergüenza sino por pena, pena a que creas que por ti lloro.
Por ti no lloro, lloro por otro ya que por ti lo que siento es pena.
Soy tan frágil como una copa de cristal, pero a la vez gruesa como un gran trozo de madera.
Nací con vírgenes sentimientos, luego el dolor los fue corrompiendo.
A pesar de todo sigo queriendo que mi sencillez vuelva junto a una sonrisa que deja de ser vacía y se convierte en el portal para mi felicidad.
No amo mi realismo y me pido disculpas a mi misma, detesto mi falta de sensibilidad que diariamente me derrumba en la oscuridad donde tu nunca estas.
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