jueves, 23 de diciembre de 2010

Me iré a dormir...despiertame en enero.





Al entrar al centro comercial siento como si mi cuerpo pasara a una dimensión paralela en la cual el sonido ensordece una parte de mi cerebro, el cual solo escucha"compra,compra,compra,compra".

El consumismo del venezolano es gigante. Los aguinaldos desaparecen más rápido que un silbido.
Parece que no importa si en enero morimos de hambre, pues en realidad la "pelazón" de principio de año ya es una costumbre.

Los inversionistas se vuelven más ricos gracias a nosotros y los extranjeros hacen fiestas mas grandes gracias a los inversionistas venezolanos. Es como un tablero de ajedrez en el que la mayoría hacemos el papel de peones. Los que nos mareamos al caminar tratando de buscar el zapato mas barato y que además cumpla con nuestros requisitos. Al mismo tiempo el rey y la reina nos miran desde su avioneta privada, muy lejos y arriba de nosotros.

El consumismo venezolano es una muestra de nuestro constante atraso;los centros comerciales abarrotados de gente comprando lo innecesario. Asistir es como una terapia psicológica que nos hace olvidar los problemas que escuchamos esta mañana en las noticias. Comprar nos excita tanto que nos olvidamos de la falta de papel higiénico en la casa.

Cada uno de nosotros quiere marcar una diferencia y no nos damos cuenta que cada vez somos mas iguales. La masa cada vez es mas gigante.

Seria mejor encontrar un equilibrio, entra crear un presente satisfactorio mediante nuestros placeres terrenales y el ahorrar en algo para el futuro, de esa manera poder prevenir una preocupación próxima.

Gocemos de una linda navidad con menos ropa nueva y más paz interna.


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